LA INFLUENCIA DE LA TECNOLOGIA EN NUESTRA VIDA COTIDIANA
LA INFLUENCIA DE LA TECNOLOGIA EN NUESTRA VIDA COTIDIANA
Los equipos de telecomunicación, a
través de los cuales se transmite la información, han ido evolucionando y
formando parte importante de nuestra vida cotidiana, pasamos del telégrafo a
WhatsApp y de la televisión en blanco y negro, que merecía su propio espacio, a
celulares o tablets de alta resolución que pueden llevarse hasta al baño. Pero
los aparatos tecnológicos no solamente aportan un valor práctico, sino estético
y simbólico que nos llevan a elegir entre un sinfín de opciones: no sólo el más
eficiente, sino el más lindo, el de mejor diseño o el que me otorga mayor
estatus.
Vale la pena entonces empezar a reflexionar sobre la tecnología
en nuestra vida cotidiana cuestionando no sólo la manera en que la uso, sino
también por qué y para qué.
TECNOLOGÍA
Y MENTE
Los mexicanos pasamos más de ocho horas al día interactuando con
algún aparato tecnológico conectado a Internet, ya sea el celular, la
computadora o tablet. Es imposible pensar que algo en lo que ya pasamos la
mayor parte de nuestro tiempo no pueda tener un impacto (tanto positivo como negativo)
en nuestra mente, lo tiene, y la tecnología ha marcado no sólo una nueva forma
de relacionarnos con otros, sino también con nosotros mismos.
La tecnología bien aplicada nos ayuda, por ejemplo: a
organizarnos mejor, a aprender cosas nuevas, a llevar registro de nuestras
metas y avances personales o a acortar distancias con amistades o familiares.
Sin embargo, la otra cara de la moneda es que, al no ser conscientes, podemos
bombardearnos de información dañina, estresante o buscar situaciones en las que
estemos expuestos o en riesgo. Las universidades registran cada vez más casos
de depresión y ansiedad que están directamente ligados al uso de redes
sociales. Según la Asociación Mexicana de Internet, 82 % de los usuarios
conectados a Internet están activos en alguna red social, siendo ésta la
actividad principal en Internet por encima del mailing y
la búsqueda de información. Además, según la última investigación de hábitos en
Internet, se registró que los mexicanos pasamos en promedio ocho horas al día
conectados (es decir, una jornada laboral), siendo el momento de la comida y el
final del día las horas de mayor tráfico. Esto significa que, sin importar si
nos encontramos solos o acompañados, estamos online,
entonces ¿en dónde queda tiempo para la intimidad conmigo mismo y mis
relaciones?
En las redes sociales, interactuamos e intercambiamos
información con personas con quienes de alguna manera tenemos algo en común,
filtramos las cosas que subimos o eliminamos de nuestros perfiles con base en
la cantidad de likes, shares o comments que
recibimos. Esta “economía de la atención” depende enteramente de la reacción
que nos provoca el interés de otros y sus respuestas en redes sociales.
Estudios han encontrado que cada like genera producción de dopamina en el
cerebro y la activación de sistemas vinculados a la recompensa, es por eso que
las redes son tan adictivas. Una buena dosis de likes y de intercambios puede
en efecto hacernos sentir muy bien y contribuir a nuestra autoestima, el
problema viene cuando en el mundo exterior no hay nada que sustente mi
autoestima y mis vínculos, por eso, el tema con las redes sociales, la
tecnología y la mente, no tiene que ver con aislarnos y privarnos del
intercambio, sino en aterrizar el cómo las usamos. En primer lugar, debemos
tener presente que en las redes se tiende a apreciar los momentos de logro de
las personas, los mayores likes vienen
ante éxitos y situaciones excepcionales, así que eso es lo que la gente sube
más, no sus instantes cotidianos, de duda, ansiedad o fracasos. Tener esto en
mente es esencial, ya que los trastornos depresivos vinculados al uso de redes
sociales tienen que ver con la comparación de nuestras vidas y momentos
cotidianos con los de otros, sin considerar que se trata de cuestiones excepcionales.
Otro factor de ansiedad en redes sociales tiene que ver con el FOMO, que significa fear of missing out, y se refiere
literalmente al miedo que se genera al permanecer desconectado de las redes y
así perderse la oportunidad de compartir una foto que iba a generar muchos likes o no enterarnos en tiempo real
del chisme del momento e incluso sentir que perdemos la ocasión de conectarnos
con otros.
FOMO se refiere al miedo que se genera al
permanecer desconectado de las redes y así perderse la oportunidad de compartir
una foto que va a generar muchos likes.
También tenemos fenómenos que no están
relacionados con lo que publicamos, sino con lo que observamos en redes
sociales. 75 % de los usuarios de Internet han sido testigos de ciberacoso o cyberbullying y el 40 % de los
usuarios adultos de Internet lo han padecido en algún momento. La
vulnerabilidad a la que nos vemos expuestos es otro factor estresante no sólo
en adultos, sino también en adolescentes. Según la Asociación Canadiense de
Salud Mental, los jóvenes de secundaria que pasan más de dos horas diarias en
redes sociales reportan mayores
Síntomas de ansiedad, depresión e ideación suicida, y la OMS
proyecta que si el cyberbullying continúa
creciendo de la manera que lo ha hecho hasta ahora, para el 2025 se producirán
alrededor de 85,000 suicidios al año. A pesar de tener datos tan alarmantes, no
debemos satanizar las redes ni la tecnología, simplemente hay que tener
presente que su impacto en la vida es importante y por eso debemos hacer uso
responsable teniendo siempre nuestra salud y seguridad en mente
EXCELENTE INFORMACIÓN
ResponderEliminarMuy buena tecnología para la educación 👍
ResponderEliminarconcuerdo! dentro de la enseñanza es una ventaja comenzar con las aplicaciones tecnológicas para trabajar
ResponderEliminarEsta publicación nos brinda bastante información de dicho tema, gracias por compartirla
ResponderEliminarExcelente información!
ResponderEliminarConcuerdo con la información brindada gracias
ResponderEliminarUn tema interesante con información recabada
ResponderEliminarBUEN TRABAJO
ResponderEliminarexcelente trabajo
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